MI UNICA AMIGUITA
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Pienso que él también le tenía miedo a mi mama pues sabia como era y
por esa razón no me atacaba pues si mi mama se entera de eso lo podía matar;
sus miradas hacia mi eran cada vez más frecuentes y la búsqueda de oportunidades
para verme bañándome muchísimas, pero jamás le di gusto de tocarme ni un pelo al
viejo ese.
Yo seguí mi vida normal pues sabía que la única forma de salir de
esa casa y ser alguien seria por la educación que estaba recibiendo y por la
dedicación y esfuerzo en ser la mejor estudiante; por esa razón creo me perdí
muchas cosas como tener amistades y relacionarme
con mis compañeros de clase; ya me tocaba relacionarme con ellos cuando tocaba
trabajos en grupo y aunque ellos me peleaban pues era buena estudiante, la
verdad era solo por interés y no por otra cosa.
Te cuento que a pesar de todo había un chico que no se que le pasaba
que siempre se colocaba atrás mío y me buscaba hablar para cualquier bobada;
que si tenía borrador, que si le prestaba la regla, que le prestara la libreta,
que si quería galleta; y lo peor que cuando eran trabajos en grupo enseguida me
buscaba para armarlo; ay Dios que es esto, yo queriendo alejarme de cualquier
chico pues me metieron miedo de ellos y él queriendo acercarse, no lo puedo
soportar.
Esa persona la encontré años después y me expresó que de niño gustaba de mi
pero le daba miedo decírmelo
Con las compañeras fue diferente pues por cosas extrañas me
consideraban creída y solamente algunas me buscaban para hacer las tareas y en
los grupos de trabajos; afortunadamente compartía el recreo con una niña
saporrita de cabello súper liso que le envidiaba llamada Luisa; con ella
intercambiaba mi merienda y la pasaba escuchando pues no hablaba mucho en ese
entonces; te acuerdas que cuando me llego el periodo alguien me prestó un pantalón,
era ella.
De ella me entere que era la tercera de cuatro hermanos; que solo
vivían con su mamá que trabajaba como vendedora de Brasilia; que le fascina el
queso y los dulces y que le gustaba un chico del curso; a diferencia de mi,
ella si intentaba acercarse al muchacho, tanto que ya hablaban como amigos y
algunas veces aparecía en el recreo con ella y obviamente no me iba a acercar a
ellos.
Luisa me contó acerca de la vez que se acerco al susodicho, tan
cerca que al rozarse sintió un corrientazo en todo su cuerpo, también me dijo
que le dio estupor las primeras veces que le tomo las manos, por lo que deslizo
rápidamente los dedos para separarlo de él; o de cuando le susurro algo de la
clase al oído que le removió su interior como un torbellino; definitivamente si
estaba tragada.
La verdad no podía comparar nada de lo que luisa mencionaba pues no había
precedentes de mi lado para tener idea clara de sus sentimientos; bueno solo podía
comparar con mis antojos a una carne bien frita con yuca harinosa bañada en ajo
o a un espagueti con bastante carne molida y salsa de tomate.
No sé porque sentí celos pues con el tiempo esa chica me gusto mucho
su cuerpo; aunque bajita, sus caderas gruesas, tetas paradas y nalgas
prominentes se notaban por debajo del uniforme; la forma de ella de mover su
cabeza ondeando su cabello y esos ojos pequeños achinados que destellan
felicidad.
Puedes imaginar mi alteración cuando ella me pide que le ayude a
componerse su vestido y cuando vamos al baño y me pide le ayude con el cierre de
su falda; soy la única en verle sus cacheteros de algodón y lycra pegado a su
pelvis abultada y sus piernas gruesas que ni el sol ha visto; por un momento me
dieron ganas de tocarla aduciendo que tenía algún animalito pero mi temor no me
dejo y desistí de pensar en esas cosas.
Con ella no pude graduarme pues a su mamá la trasladaron a fundación
y ella tuvo que retirarse dos años antes, de ahí me quede sin amiga nuevamente
y sin nadie con quien hablar y con mi mama restringiéndome más las cosas pues
como ya estaba señorita le daba miedo que cualquiera me fuera a hacer daño; yo
creo que pensaba teniéndome en una jaula no me corrompería y tendría un futuro
diferente al de ella, como si el mal estuviera fuera y no hubiera ningún mal
dentro de la casa.
La semana antes de irse vi a la madre de mi amiga solicitando las
notas y certificados de conducta en el colegio, luego en el receso me contó esa
decisión de mudarse y con tristeza en los ojos nos dimos un fuerte abrazo y sentí
ese corrientazo que me hizo temblar; ese día estuvimos juntas durante todas las
clases y al final cuando tocaron la campana de salir nos fuimos conversando
juntas hasta que me dejó en mi casa donde nos dimos un apretón de manos y desee
poder verla en un futuro.
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