Friday, April 10, 2020

DE PADRE A PADRASTRO



Como no tenia mas compañeros de juego que mis hermanos varones y al ser la mayor, todas las tardes después de hacer tareas, jugaba con mis hermanos sus juegos bruscos y reconozco yo era más brusca que ellos; así que sin importar si era bailar un trompo, bolita de uñita, la chequita, manitas calientes, el quemao, etc.; como era la mayor siempre salía cascándolos en los juegos, pero a ellos les gustaba.
Nuestro verdadero padre “Pedro Zuleta” , viviendo con él nos regalaba ropa, nos sacaba a comer, nos llevaba al parque, a cine, a las ferias y nos consentía dándonos muchos gustos; pero después de la separación siento que no podía tenernos más de un rato; no nos visitaba tan frecuentemente pues ya tenía otra mujer;  siempre estaba mirando el reloj o con la babilla que tenia de esposa, y cuando caía el sol ya nos traía con nuestra madre; nunca supe después de separarnos que nos preguntara como estábamos, que nos sacara una sonrisa o nos enseñara de la vida; en su sequedad sé que como hijos nos quería, sé que quería tenernos con él y sé que nunca quiso que nosotros estuviéramos mal pero el tiempo cambia todo y las cosas se olvidan y dejan de sentirse así que desde ese momento empezó un proceso de abandono de él hacia nosotros y de nosotros hacia él que termino en un olvido extremo que ya no nos importaba si venía o no venía a vernos ni tampoco deseábamos ir a verlo pero mi mamá nos hacía ir para que él recordara que existíamos y para darnos lo correspondiente a nuestra manutención.
El mundo de él y de mi mamá era muy distinto; mientras que él era un tipo muy reconocido, un artista famoso en la ciudad y proveniente de una familia pudiente; mi madre en cambio era una persona nacida en vivienda de bahareque, rodeada de incomodidades y de familia pobre y sin reconocimiento alguno.
Mientras vivimos con mi papa a mi mamá no la sentía tan contenta, casi siempre discutía con mi papá y las peloteras eran tan grandes que la familia también se metía; no sé porque peleaban tanto y porque se decían cosas tan horribles y estoy segura que esos motivos los volvieron a separar y el amor de ellos se acabó si es que acaso alguna vez lo tuvieron; de acá me quedo claro que el dinero no lo es todo.
Bueno cuando mi mama se fue a vivir con el señor Wilson, que yo le digo Padrastro, yo tenía 9 años, la verdad los primeros años después de mudarnos estábamos viviendo bien, él nos daba lo que necesitamos, estábamos en colegio privado, nos celebraba los cumpleaños, la familia de mi mamá nos visitaba frecuentemente y él nos trataba muy bien; definitivamente pensamos eso sería siempre. En fin… era el hombre perfecto; mi mamá se le notaba su alegría de oreja a oreja, al parecer se había ganado la lotería y nosotros por nuestra parte lo comenzamos a llamar papá.
Él provenía de Santander, con ese típico acento muy particular y del uso de palabras como joda, picho, muérgano, pingo y decía vos cuando acá nuestra costumbre es tutearnos; al comienzo no me contenía pues me daba risa escucharlo y me tocaba salir corriendo al baño antes que mi mamá me viera y me pegara pero ya con el tiempo me acostumbré; que yo sepa no recuerdo que trabajaba exactamente solo sé que lo que pedíamos nos los daba.
Cuando yo cumplí los 13, para esa época a nuestro padrastro le cayó una racha bien fea, quedo sin empleo y comenzamos a vivir una situación muy dura pues era el único que sostenía la casa; fue entonces cuando nos sacó de los colegios que nos gustaban y nos metió en colegios públicos; ahí empezaron también los conflictos con mi mama e incluso hizo que mi mamá demandara a mi verdadero papá, pero para sorpresa de él, mi papá en esa época era un hombre de mucha influencia, con buenas conexiones en todas partes y lo único que logro mi mamá fue sacarle la cuota de miserables $30.000 pesos mensuales para los tres.
Mi padrastro decía que él no tenía obligación con nosotros pues él no era nuestro padre y se desentendió de nosotros, lo único que nos daba era la comida y más nada; cuando discutía con mi mamá era peor pues nos acostábamos sin comer todo el día; como mi mamá no estaba acostumbrada a trabajar lo que le quedaba era pedirle ayuda a una vecina que era la madrina de mi hermano pedrito; ella era la que nos daba para comer y nos tenía en su casa cuando la situación estaba muy tensa; siempre nos dio la mano, no sé si este todavía viva o muerta pero era una persona de buen corazón.
Tanto fueron los problemas y peloteras que un día nuestro padrastro nos dejó sin casa, sacó toda nuestra ropa, los juguetes, las poquitas cosas que teníamos y las tiro a la calle y nos hecho; mi mama intento no llorar pero yo vi como sus ojos se le tornaron brillantes reflejando el brillo del sol tratando de callar a pedrinche que no se contenía de llorar; quedamos ahí en el bordillo un rato notando como los vecinos nos vigilaban por las ventanas medio abiertas y por supuesto como los chismosos llegaban a saber los detalles de esa primicia; por fin llego la comadre de mi mamá y nos llevó a su casa.
La comadre, la señora Tita como te dije vivía en la misma cuadra, no en una casa bonita ni lujosa pero nunca le falto nada en su casa y no tenía problema con su marido; ojalá esa hubiera sido mi mamá; en fin, la vida es una suerte y una lotería que jugamos esperando ganar sin certeza que eso sea verdad.
Nos quedamos en esa casa por algunos días pues la casa era pequeña y como mi mamá misma decía “No es grato dar molestias a la gente ajena”; mi tía Rosa, la que está en la guajira le dio la mano a mi mamá para que nos acogiera por algún tiempo mientras mi mamá se reorganizaba y nos establecíamos; esos 6 meses que estuvimos ahí fue una delicia; mi tía y mis primas nos trataron como hace rato no sentíamos, volvíamos a ser una familia y mi mamá se sentía más tranquila, mi madre en ese entonces había sacado valor y colocó una venta de fritos en la casa y con eso estaba dándonos para vivir adicionalmente a la ayuda de mi tía.


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