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Empezaré desde el momento en que a mi madre se le ocurrió la
maravillosa idea de ponernos padrastro, ¡Dios! Si ella hubiese sabido en que
iba a meterse creo que lo hubiera pensado dos veces, pero en fin!... Se enamoró y pues pensó que ese sería el
modelo de padre que nosotros necesitábamos.
¡Pobrecita! Creyó que estaba haciendo lo correcto, pienso que se sentía
sola y necesitaba a alguien para ayudarla a salir adelante con nosotros pues
éramos tres hermanos y pienso que para ella era demasiado y no se sentía capaz
de enfrentar la vida con sus riesgos sola; ¿sabes? Uno cuando no está en los
zapatos de esa persona le es muy fácil criticar y decir lo que pudo haber sido
sin importar si lo está haciendo bien o mal y pues yo no soy la excepción, cuando pasaron
los años le reproche siempre su cobardía por no salir adelante con nosotros sin
necesidad de ningún macho y siempre la culpe del futuro fatal que tuvimos, pues
si ella hubiera pensado en nosotros y no en su ego de mujer y nos hubiera
entregado a mi padre pues cuando estábamos pasando esa mala situación con mi
padrastro mi papá se ofreció a quedar con nosotros y darnos todo lo necesario
hasta la mayoría de edad pero mi mamá nunca quiso separarse de nosotros, por el
contrario nos colocó en el peor de los sitios donde nos jodieron por dentro y
por fuera sin importar que éramos niños; si hubiéramos quedado con mi papá otra
situación estaríamos viviendo hoy en día; más que por mi lo digo por mis
hermanitos y más por el menor, si hubiéramos estado con nuestro padre él no
hubiera probado la droga, no se hubiera vuelto loco y no estaría vagabundo por
las calles como un gamín más de este país y sería un hombre de bien.
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No niego que aún tengo ese resentimiento con mi mama, pero también le pido a Dios que me ayude a perdonarla pues siento que mi alma ni la de ella estarán en paz hasta que yo saque todo esto que llevo por dentro; también me duele que ella se fue sin yo haberle pedido perdón pues no fui un ejemplo de hija porque desde que me alejé de su lado no la tenía muy en cuenta ni estaba pendiente de ella. Me distancié totalmente y ese es el mayor remordimiento que tengo en mi corazón. |
Nuestra madre Alida Domínguez, ella fue siempre una mujer dura con
nosotros, nunca nos ofreció la mano o una sonrisa ni se ofreció a jugar con
nosotros ni de bebes ni de niños, quizás así le enseñaron que tenía que hacer
las cosas o quizás nunca le enseñaron y por eso nunca nos trató diferente a
darnos la comida, nuestras ropas, lo del colegio y de vez en cuando sacarnos
con ella a visitar a un familiar; Ella tuvo cuatro hijos pero la que hubiera sido mi otra hermana no quiso
nacer con vida y a los cinco meses en la barriga de mi mamá estando discutiendo
con mi papa, ella le llegó un gran dolor retorciéndose en el piso y mojándose
la falda completamente; yo presencie ese evento que ojala no hubiera
presenciado, ojala hubiera estado en el colegio para no verlo pero me asuste y
corrí cerca de mi mamá llorando y gritándole “¡Mamaaaa que te pasa!, Mamaaaa!”;
mi padre junto mis tíos que tenían vehículo se apuraron para llevarla al
hospital mientras yo con ese miedo de perder a mi madre me tocó quedarme con mi
hermano; tres horas después llegó él y no regresó al hospital, me imagino que con
el remordimiento de ser el causante del asesinato de mi hermana no tuvo el
valor de ir a visitarla, así que le tocó a mi tía acompañarla toda la noche y al día siguiente más por obligación que por
ganas nos llevó para verla; la verdad a partir de ese momento empecé a tener
elementos para criticar a mi padre pero que por ingenua en ese entonces no
interpreté y lo tomé como cosa del destino infame y de Dios que nos castigaba
por haber hecho algo malo;
afortunadamente ella se recuperó y dos años después de esa pérdida Dios me
regala el compañero perfecto para mis juegos y mis momentos de ocio, nació mi
hermano menor Pedrinche.
Nosotros somos tres hermanos; yo Ana, la mayor y responsable de
cuidarlos a ellos; me sigue mi hermano Sebastián (TATAN) y el menor y más
parecido a mí, Pedrito.
El sobrenombre TATAN lo puse yo pues pues de pequeña no sabía pronunciar su nombre y le
decía así; a mí también me busco sobrenombre pues me llamaba “ANICIA” y así
quede.
Tatan a diferencia de mi salió más claro, era gordo como una bolita,
cachetón y bastante comelón y su cabello ondulado pero no tan enredado, decían
que iba a ser un cantante, artista o famoso por su carisma y gusto a los ritmos
del vallenato; contaba con un libreta que atesoraba más que su vida, en ella
dibujaba versos y piquerias para después presentarlos a sus amigos y cantarlos,
lastimosamente nunca tuvo un apoyo; además siempre fue muy penoso para pedir
favores, tanto que le daba pena pedir algo a mi mamá, ahora imagínate pedir
ayuda a alguien desconocido, eso no lo haría jamás.
Tampoco le gustaba jugar tanto con nosotros o más bien prefería
jugar donde no tuviera que correr tanto, no creo que sea por flojera, más bien
creo que no le gusta sudar tanto en ese clima que sin moverse ya se sudaba; bueno
ya sabía que no le gustaba correr con nosotros pero como era la mayor lo
obligaba a jugar y con mi hermano menor le hacíamos maldades.
Más parecido a mí es mi hermano Pedrinche; alto, delgado (no tanto
como yo), de piel trigueña, cabello enmarañado, muy amiguero, bastante cariñoso
y muy conversador; tanto que en las calles quería hablar con todos los que
pasaban cerca y en el barrio lo conocían bastante; Hay que rabia que me
preguntaba cosas que en ese momento no sabía y no tenía con que contestarle y
le salía regañando para que no preguntara más;
lo peor que las niñas lo buscaban y se lo peleaban para jugar con él y
mis tías lo cargaban y se lo comían a besos.
Como no podía salir de la casa por ningún motivo so pena de una retahila
y de paso unos pencazos bien dados, no tenía casi amigos ni amigas con quien
jugar, solo podía dedicarme a jugar con mis hermanos y a cuidarlos todo el
tiempo; nunca tuve muñecas para jugar ni chocoritos como hay ahora, para jugar
teníamos las escobas, sabanas viejas, las ollas viejas, calderos que usábamos
para hacer verdaderas comiditas usando como ingredientes lo que teníamos en la
cocina y los que nos regalaban en la tienda; así aprendí a cocinar, haciendo y
viendo a mi mamá haciendo lo mismo que ella; ya más grande ella me hizo
preparar la comida de todos nosotros y fue cuando empezó mi calvario por la
comida, comenzó a exigirme como si fuera experta y hay que dejara quemar la
carne o pegar el arroz porque dormía bien caliente con tantos fuete dado por
ella.
Recuerdo que la estufa de la casa tenía dañada la puerta del horno y
debía siempre tener ajustado el vidrio para que no se cayera, yo sabía que eso
era así y siempre me aseguraba de cerrar fuerte esa maldita puerta, pero las
cosas pasan aunque estés prevenida y un día que estaba apurada por cocinar
después de llegar del colegio pues debía realizar las tareas que no eran pocas
y me preocupaba no tener tiempo suficiente para dejar todo al día pues
revisarían las libretas; por ese apuro no me percate que no se ajustó la puerta
y se cayó el vidrio cortándome al incrustarse de punta a punta el empeine de mi
pie derecho; el dolor que sentí no fue tanto como el que me produjo cuando me sacaron
partido en mil pedazos, uno a uno cada pedazo de vidrio roto, después vi el
demonio encuero cuando me currucutearón para unir cada tendón, vena y
articulación y cocerme; demore dos días en el hospital y un mes entero en la
cama con el pie vendado hasta el tobillo y sin poder afirmarlo; de esa vez solo
vi a mi papa una sola vez cuando estaba hospitalizada, seguro fue para llevar
el dinero a mi mamá y cubrir con los gastos del hospital; me quedo de
experiencia siempre enfocarme en lo que hago y no pensar en otra cosa.
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